A partir del golpe parlamentario que destituyó en el 2016 a la presidenta Dilma Rousseff comenzaron a desmontarse una serie de programas de protección a los más desfavorecidos. Ese año la pobreza extrema azotaba a 13,5 millones de personas, según del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Doce meses más tarde eran 15,2 millones los que vivían con 0,42 euros diarios. Las familias que perciben 100 euros al mes pasaron de 53,7 millones a 55,4 entre el 2016 y 2017.