Así pues, el plan de los socialistas consiste, simple y llanamente, en imponer por la fuerza el uso del coche 100% eléctrico a todos los españoles, lo cual, además de las dudas jurídicas que genera en la UE, supondría un elevado coste a nivel energético y económico. Lo más relevante de este debate, sin embargo, no radica tanto en sus posibles efectos, que también, como en los argumentos que esgrimen sus precursores para justificar la implementación de dicho proyecto.