No llovió en Alsasua el 4 de noviembre de 2018, cuando Albert Rivera y demás españolistas, grosso modo, se plantaron en plan retador en tierra hostil. Viendo las imágenes del líder de Ciudadanos, en ese contexto rarísimo, bajo un sol amable y ese silencio malamente roto por unas campanas, por un lado me dio por pensar en que la convivencia era posible. Luego ves otras imágenes, las de la rabia reprimida del neoborrokismo sakanatarra, y asumes que hay lugares en los que siempre diluvia aunque brille el más rutilante de los soles.