Sí, todos los hombres. Sí, en todos sitios. Que estas imágenes son de Irlanda, pero me han reflotado decenas de situaciones parecidas desde que tengo uso de razón. La de cuando un anciano me metió la mano bajo la falda volviendo del colegio. La de cuando tenía 15 años y me apuntaron con una pistola de plástico que simulaba ser real y me gritaron "PUM, PUM, PUM".