Ni 24 horas duraron las siete cabras que el domingo por la mañana Daniel Rodríguez dejaba en la finca de un vecino en las inmediaciones de Parga, con el objetivo de que estuviesen unos días en este terreno para limpiarlo y luego trasladarlas. En el mediodía de este lunes, al pasear por la zona con otro vecino, se encontró con una loba muerta junto al camino, por lo que decidió acercarse a ver sus reses, preocupado por su suerte. Ni un solo ejemplar se libró del ataque, elevando la cuenta de pérdidas a una docena de animales en un mes.