Algunos hacen largos trayectos en coche desde la periferia. Otros utilizan tren, autobús o ferry. Y unos pocos pertenecientes a la elite utilizan avión y hotel. Los que más lejos se desplazan, al parecer, son ejecutivos, quizá porque su presencia en la oficina es lo bastante importante como para que su empresa esté dispuesta a pagar la factura, o quizá porque ganan lo suficiente como para poder permitirse todos los vuelos en avión, los viajes en taxi y los billetes de tren. Para los que lo prueben, puede convertirse en una forma de vida.