Según recoge la sentencia, la menor sufrió graves daños cerebrales como «resultado de una inadecuada actuación profesional del personal sanitario que atendió el parto» mientras que los padres sufrieron un trastorno depresivo mayor crónico. La madre, que en esa fecha tenía 23 años, dio a luz mediante un parto inducido después tener un embarazo normal y sin ningún factor de riesgo. En el proceso, apunta la sentencia, «la niña presentó una encefalopatía hipóxico-isquémica grave, con importantes daños cerebrales.