Algunos pacientes que cursan la enfermedad se enfrentan también a esta manifestación corporal del virus. Algunos de los consultados, aseguraban que se trataba de una «experiencia traumática», ya que la pérdida era realmente «abundante» y, además, «constante». No obstante, los médicos creen que se trata de un síntoma asociado a la enfermedad, pero no causado directamente por ella. En ese sentido, podría ser una respuesta del cuerpo al estrés al que se ven sometidos los pacientes que sufren el virus.