El 1 de septiembre de 2012 entró en vigor la prohibición de vender bombillas incandescentes en toda la UE. La venerable fuente de luz desarrollada por Thomas Alva Edison desaparecía de la inmensa mayoría de los hogares europeos. Y con razón: las nuevas bombillas consumen mucha menos electricidad y son mucho más duraderas. Además, el ahorro energético y la mayor sensibilidad ambiental a la hora de fabricar y reciclar las fuentes de luz permiten a los consumidores ser "agentes de cambio", y contribuir a reducir las emisiones de contaminantes[...]