Ser antinuclear es una opción política. Ni la ciencia ni la técnica pueden decidir por nosotros nuestras preferencias políticas. Sólo pueden apuntarnos sus consecuencias. Hay gente que no puede con el miedo a volar, por mucho que les digas que el avión es uno de los medios de transporte más seguros. Pero si esa persona decide que jamás cogerá un avión, no tiene por qué justificar sus preferencias personales inventando pruebas de lo inseguro que es un Airbus. Eso es justo lo que hacen todo el tiempo muchos antinucleares.