inco yemeníes, condenados a muerte por robo a mano armada, mueren ejecutados en la ciudad de Jizan (Arabia Saudí) según un rito ancestral: fueron decapitados a espada por verdugos 'expertos', más tarde se cosió su cabeza al tronco y sus cuerpos fueron crucificados frente a la universidad para, así expuestos, servir de 'ejemplo'. El relato lo hace Carlos Heras, responsable de la campaña contra la pena de muerte en España de Amnistía Internacional (AI), y da cuenta de lo macabro de los datos que aporta el último informe de esta ONG sobre el tema.