Cuando salga del coma inducido y recupere la consciencia, el subinspector Vicente Allo Barona se hará una y mil veces las mismas preguntas: ¿Por qué no disparé antes?, ¿por qué no le pegué dos taponazos nada más verle?, ¿por qué dejé a mi compañera salir del coche antes que yo? De poco servirá que sus colegas, sus amigos, su familia… todos le digan que hizo lo que tenía que hacer, que es un héroe, que, aún con varios plomos en el cuerpo, acabó con la vida de esa escoria sin alma que mató a la policía Vanessa Lage en un atraco.