Jacob López llegó el 4 de julio a Madrid. Había reservado una habitación en una casa que encontró a través de la plataforma de alojamiento compartido Airbnb. Quedó con su anfitriona en el metro y, una vez en su casa, empezó la pesadilla. En tal situación, López escribió a su madre para que pidiera ayuda. Le explicó que la propietaria le había encerrado y que estaba en la cocina jugando con unos cuchillos como forma de presión para que se sometiera al acto sexual, siempre según The New York Times.