La Audiencia Nacional levanta las alfombras y enseña el feísmo nacional:había una vez un comisario jubilado que cobraba por espiar a líderes políticos y empresariales. La culpa,dicen los imputados,es de los jefes de seguridad,esos señores que practican la seguridad como ética y la ética como seguridad,y que valen más por lo que callan que por lo que cuentan: lo que llamamos un “puerta”,pero a lo grande. La Operación Tándem nos plantea una reflexión sobre la danza de la trastienda: a alguien se le ha ocurrido subir el telón cuando el reparto..
