Los expertos coinciden en que la escasez de agua es un elemento estructural que, por el cambio climático, llega para quedarse. Resulta insostenible que la economía y la agricultura funcionen ignorando esta nueva realidad.Diversos movimientos alimentarios llevan décadas trabajando la cuestión y elaborando propuestas que combinan novedosas formas de cultivo agroecológico con tradiciones campesinas respetuosas con los ciclos de la naturaleza así como con la justicia social. Lo que falta no son soluciones técnicas, sino voluntad política.