En Fortunata y Jacinta Benito Pérez Galdós llamaba a la iglesia de San Lorenzo, del castizo Lavapiés, “la parroquia de los chinches”. Pasados 130 años el antipático insecto sigue incordiando, tanto que el Ayuntamiento de Madrid, la policía y los vecinos, se han sentado a atajar el problema antes de que termine convirtiéndose en una gran plaga por toda la ciudad. Se acabó ver durante días los colchones infestados a la puerta de las casas, un foco de propagación rápido.