A pesar de las promesas de seguridad de la organización, algo falló. Fui disparada hasta una altura mucho mayor, de unos 12,5 metros, equivalente a un quinto piso, en plena noche, así que no pude prepararme a tiempo para protegerme del fuerte impacto y… choqué de cara con el agua. El resultado: dos huesos de la cara partidos, lesiones en cuello y rodillas y una discapacidad del 48%.