Uno de los digestores de fango de la depuradora de La Almozara se ha averiado esta noche causando un reventón debido a la acumulación de toallitas desechables. La planta sigue depurando con normalidad con un segundo depósito y deriva los caudales a las instalaciones de La Cartuja. Pese a la incidencia no se han producido vertidos al Ebro. El gerente Ecociudad, Miguel Ángel Portero, ha insistido en que las afecciones son mínimas, que la planta funciona con normalidad y que tienen todo controlado.

El Pleno del Ayuntamiento madrileño de Navalcarnero (27.000 vecinos) aprobó este miércoles declarar nulos los suministros por valor de 136.000 euros en herbicidas, insecticidas y toallitas de baño que el anterior Gobierno local, del PP, compró entre finales de 2013 y mediados de 2014. La mercancía se guardaba en almacenes municipales, sin usar.

Las labores para desatascar el colector norte, que lleva el 40% de las aguas residuales de la ciudad hasta la depuradora, superan los dos millones de euros. El Ayuntamiento inicia una campaña informativa para concienciar a la población: "El váter no es una papelera, no se puede lanzar cualquier cosa". "Se está provocando un problema grave en la red de saneamiento que tiene un coste brutal para las arcas municipales", afirma el concejal Vicent Sarrià.

Una masa compacta de un volumen aproximado de 75 metros cúbicos compuesta por elementos de higiene personal, principalmente toallitas higiénicas de base textil, mantiene obturada la canalización en uno de los principales colectores de la red de saneamiento de la comarca de San Sebastián desde mediados de la semana pasada. Las tareas de desatasco del enorme tapón entrañan cierta complejidad, ya que han de realizarse manualmente.

Un enorme tapón de toallitas de 350 kilogramos de peso provocó ayer un desbordamiento de un colector en San Javier en el que operarios de la empresa Hidrogea trabajaron durante 9 horas para retirarlo y evitar que las aguas fecales siguieran inundando la carretera del aeropuerto, informó esta sociedad de gestión de aguas. Un "monstruo de las toallitas", como lo denomina la empresa, es el que ha provocado que Hidrogea tuviera que movilizar en el citado municipio murciano a todos sus medios técnicos y humanos para sacarlo del colector.

Se llama Ramón, es pescador artesanal y está hasta las narices de las toallitas húmedas. Ramón faena con su pequeña embarcación las aguas costeras del litoral barcelonés, frente a las playas de Badalona. Sepias, lenguados, sargos, salmonetes: eso era lo que venía sacando de la mar con sus pequeñas redes. Hasta ahora. Porque desde un tiempo a esta parte la barca de Ramón lo único que pesca en abundancia son toallitas húmedas: esas que echamos por el váter. La situación es tan grave que se está planteando seriamente adelantar su jubilación...

"Un problema camino de convertirse en problemón”, según el responsable de AMVISA, Ángel Llamazares. Algo tan cotidiano como arrojar papel húmedo al retrete está provocando dificultades y sobrecostes en las acciones del alcantarillado de Vitoria. Reconocen que no hay cálculo exacto del incremento de la gestión pero desde la empresa lo sitúan en torno a un 10%-15%, lo que supondrían de 100.000 euros al año. Este tipo de toallitas sí son biodegradables pero tardan varios meses en degradarse.

Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento, visita el plató de 'Más Vale Tarde' para explica el peligro de arrojar toallitas por el desagüe. Estas toallitas, que son un elemento de confort de uso diario, generan muchos problemas en las estaciones de depuración de aguas residuales, convirtiéndose en el ‘enemigo número 1’ de las grandes ciudades. "Un producto que en 5 días no es biodegradable no la podemos depurar".

Son extremadamente útiles en el momento de cambiarle a un bebé los pañales. También para higienizarnos en un festival, un campamento o en cualquier otra situación en la que se complica el acceso al agua. Tan prácticas son que nos hemos acostumbrado a utilizarlas incluso cuando no las necesitamos. Y una vez usadas, acabamos tirándolas -casi siempre- al inodoro. Pero lo que quizá la mayoría nosotros no sabe es que, al hacerlo, estamos causando un daño grave en los sistemas de desagües y en el medio ambiente.