Antes, cuando estudiábamos la EGB, recuerdo que teníamos los mapas políticos, los mapas físicos, incluso los mapas mudos: ahora tenemos los mapas mediáticos. Es como si la Geografía se uniera a la maldita posverdad. Ya nada es lo que parece. Las distancias, acortadas por las nuevas tecnologías, se malean, se hacen contradictorias. En cierto modo, a pesar de la llamada globalización, ocurre que el mundo se reduce. Para Trump solo existe EE.UU., el resto es un conjunto de peligrosos estados potencialmente terroristas.