Los recientes acontecimientos han puesto negro sobre blanco la progresiva decadencia política, económica y cultural de Europa, inmersa en una atávica crisis de identidad. Más que un Viejo Continente, Europa es un continente viejo, demasiado viejo y heterogéneo, donde cada uno vela por sus intereses. Lo indicó jocosamente Hillary Clinton en una votación sobre Palestina en las Naciones Unidas cuando, remedando los chistes de “van un inglés, un alemán y un español”, dijo aquello de que “era imposible que Estados Unidos y la UE estuviéramos de...