Da igual el veredicto de la ley. Allen no irá a la trena, pero han manchado a perpetuidad su nombre, le han expulsado de ese paraíso llamado cine, tan necesario para él como respirar, y de paso nos han jodido a los que muchas veces nos sentimos en el paraíso viendo sus películas. Tambien exoneraron al esplendido actor Morgan Freeman , pero es absolutamente improbable que volvamos a ver en la pantalla ese rostro negro, esa imponente presencia.