En Jerusulalén Este, conseguir licencia de las autoridades de Israel para construir legalmente una casa es extremadamente caro (43.200 $). Raramente son concedidas a palestinos y si lo son, muy pocos pueden asumir ese coste (el 80% de los palestinos de Jerusalén Este viven por debajo del umbral de pobreza). Esto les lleva a construir sin licencia. Las autoridades israelíes, en cuanto lo detectan, les dan dos opciones: o derriban las casas ellos mismos o pagar unos 14.000 $ de multa en concepto de "costes de demolición".