"La envidia causa amargura interior, es vinagre derramado sobre el corazón. Hace la vida amarga", recuerda en el ángelus "Qué hermoso es saber que nos pertenecemos los unos a los otros, porque compartimos la misma fe, el mismo amor, la misma esperanza, el mismo Señor" Pide a los romanos "reaccionar con sentido cívico ante los signos de degradación moral y material que, desgraciadamente, también se encuentran en Roma"