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Cuentan las crónicas que eran cuarenta, armados con bates de béisbol, piedras y botellas rotas y que emboscaron a nueve agentes de la Guardia Civil en el aparcamiento de un restaurante de Algeciras y ocho de ellos precisaron atención médica en un hospital. Sólo uno de los presuntos agresores ha sido detenido y sobre él pesa la acusación por desórdenes públicos, atentado contra agente de la autoridad y riña tumultuaria. Aquí no hay ni Covite, ni jueza Lamela, aunque objetivamente los hechos son mucho más graves