Hace un día de esos de 30 grados a la sombra y te has dejado el móvil al sol. Cuando te acuerdas y acudes en su ayuda, quema y va mucho más lento de lo normal. Seguro que te ha pasado alguna vez. En realidad, el smartphone se ralentiza como mecanismo de protección, para evitar el exceso de temperatura, y no directamente por la acción del calor. Pero sirve para ilustrar por qué la tecnología se lleva mejor con el frío.
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