Una de las alternativas al sensor de huellas (aparte de Face ID, el sistema de Apple, por supuesto, que ya se está comercializando, y que se basa en reconocimiento facial, y que además funciona muy bien) es el sensor de flujo sanguíneo que ha patentado Samsung recientemente. La propia patente indica cómo funcionaría este sistema de autentificación: como las vías arteriales casi nunca coinciden en dos usuarios distintos, es posible identificarlo mediante este método.
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