El estudio, publicado en la revista Science Advances, se basa en datos satelitales que muestran que la noche de la Tierra se está haciendo más brillante, y las áreas exteriores iluminadas artificialmente crecieron a un ritmo del 2,2% anual entre 2012 y 2016. “Iluminaremos cosas que no iluminábamos antes, como una ciclovía en un parque o una carretera que conduce a las afueras de la ciudad”, ilustró. “Todos esos nuevos usos de la luz compensan, hasta cierto punto, los ahorros que tuvimos”.
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