Cada 20 o 30 días, aparece un nuevo artículo sobre la muerte de la industria de la música, o la muerte de los periódicos, o la muerte de la televisión. Pareciera que nada dura para siempre, y eso es esencialmente cierto cuando se habla de nuevas formas de entrega de contenidos. Todos recordamos las grandes tiendas de música como Tower Records, y las tiendas de video que tenía Blockbuster. Pero a medida que las cintas fueron a discos compactos y los discos fueron a streaming de descargas, las cosas cambiaron radicalmente.
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