Roger Dubin, criado en una familia judía neoyorquina nada devota, decepcionado del vacío de la Nueva Era y las meditaciones orientales, anticristiano intrigado por Cristo, declara que se convirtió al catolicismo al ver a Benedicto XVI en el balcón el día de su aceptación como Pontífice, lo que le convertiría en el primer "Converso de Benedicto XVI". Cuando eso pasó, estaba en un bar.