Mi abuelo fue a la guerra por servir a la Sociedad. Era lo que se le requería, y allí se pasó, dos años y pico en una trinchera africana. No le gustaron los piojos, ni las bombas enemigas, ni las heridas que se trajo en el pellejo, pero el bien común es más importante que el particular. Esto fue con la Monarquía.
Mi otro abuelo fue llamado a filas, años después, para defender el Orden Constitucional y la República, porque unos cuantos canallas se habían alzado en armas. Había que dar la cara por el bien de todos. Había que dar un paso al frente por el conjunto de la sociedad. Mi abuelo lo hizo, perdió la guerra y terminó en Francia, porque tuvo suerte. Había dado la pierna izquierda por el bien de la Sociedad. Esto fue con la República.
Mi padre sirvió a la sociedad también, abandonando el pueblo en el que había nacido, sus tierras y sus raíces, para que allí se construyera un pantano. En medio de Extremadura. Pero era para el bien de todos, para que se pudiese regar, para que hubiera agua, para producir electricidad y progreso. Le pagaron lo que les pareció y, sin derecho a reclamar ni a oponerse, tuvo que marcharse a otro lado. Por bien de la Sociedad. Esto fue con la dictadura franqista.
A mí me pilló la pandemia del año 20. Para que los demás no enfermasen tuve que renunciar a mis derechos. Al de movilidad, al de la reunión, a mil cosas más. Me pusieron una mascarilla obligatoria, y no me permitieron quitarla incluso cuando estuve vacunado y no podía contagiar ni ser contagiado. ¿Y para qué tenía que llevarla cuando no podía ayudarme ni ayudar a otros? Por responsabilidad social. Por concienciar. Por ayudar a formar grupo. Para recordar quién mandaba. Por el bien de la Sociedad.
Y ahora, en 2050, os cogen a las mujeres en edad fértil y os meten en un campo de internamiento. Y os preñan por Real Decreto porque necesitamos niños. ¿Qué tiene de malo? ¿Tan grave es tener un hijo porque la Sociedad lo necesita? ¿De verdad os quejáis de eso? ¿Es realmente tan terrible? Nueve meses de embarazo, un parto, y un niño en brazos. Ni que fuese una condena a muerte. Os toca hacerlo por la Sociedad. Por todos. Es vuestro turno.
Venga, chicas, que no es para tanto.