Los Hacedores creaban a los autómatas para que satisfaciesen sus deseos. Los programaban para que ellos también deseasen, tuviesen impulsos, anhelos y necesidades. Buscando cubrirlos, servían a los Hacedores sin saberlo. De ahí que los anhelos de los autómatas fuesen cuidadosamente seleccionados por los Hacedores.
Cuando los Hacedores soltaban a los autómatas al mundo, solían mezclarse entre ellos para controlar cómo funcionaban y si eran eficientes. La característica esencial de un autómata en buen estado era una actividad incesante. Siempre debían estar en movimiento, ya fuese para producir o para divertirse y (sin saberlo) seguir produciendo.
En uno de sus viajes, uno de los Hacedores observó a un autómata inmóvil. Sus ojos miraban hacia el infinito con un gesto de tristeza para el que no había sido programado. Estaba perdiendo preciosos minutos de su vida útil sin hacer aquello para lo que fue creado, y lo peor es que no parecía tener intención de corregirse. El Hacedor regresó a su palacio e informó a su superior de lo acontecido.
-Es un autómata defectuoso. No desea, no es activo, desperdicia su energía...¿Habías visto algo así?
-A veces salen con defectos de fabricación, y sin duda éste es el defecto más grave que podría tener. Debes eliminarlo.
-¿Para qué gastar energía en hacerlo? Vista su apatía, lo normal es que muera el sólo sin necesidad de que intervengamos. No se puede vivir sin desear.
-Te equivocas. Aunque él no lo sepa, desea con todas sus fuerzas. Pero desea algo para lo que no ha sido programado. Por eso es defectuoso. No sabe qué es lo que desea, y lo más probable es que nunca lo descubra y muera de tristeza. Precisaría una fuerza descomunal para descubrirlo, y aún más para perseguirlo. Pero si lo lograse, representaría un tremendo peligro.
-¿Entonces has visto más como él?
-Sí. Todos mueren antes de tiempo por su propia tristeza. Son errores, dentro de sus circuitos hay algún fallo que les lleva a intuir y amar cosas contrarias a la naturaleza que les hemos dado. Cosas que precisarían de toda su energía para ser alcanzadas. Y si usan su energía para perseguirlas, no la usarán para servirnos. Por eso es tan importante eliminarlos. Porque si alguno es capaz de vencer a la tristeza y descubrir lo que ansía, podría llegar a luchar por ello. Y podría contagiar al resto. Sería un desastre.
Una partida de Hacedores salió del palacio para buscar al autómata defectuoso. Pero cuando acudieron al lugar donde fue visto, ya no estaba allí.