Londres, Luxemburgo, Viena o Ámsterdam. Son algunos ejemplos de los lugares en los que María Losada (Lugo, 1996) cuenta que ha visto al público llorar al escucharla cantar Negra sombra. «La letra es en gallego y la mayoría de la gente no la entiende, pero la música es tan intensa que les caían las lágrimas», recuerda esta lucense de nacimiento, holandesa de adopción y fagotista por vocación y pura pasión.