Para estos jueces, no importa tanto que se sepa lo que es justo, sino que se sepa quien manda. No parecen muy brillantes ni como juristas ni como magistrados, pero son extraordinarios como autoridad. Y tienen mando en plaza. Hacen lo que les peta. No funcionan los mecanismos de control frente a los desmanes. Al contrario, forman parte del engranaje reaccionario. la teoría del poder en España parece basarse más en el dogma de la Santísima Trinidad que en el equilibrio de las tres potestades según Montesquieu.