El programa que ahora termina se nutrió con lo peor del ser humano, hasta sus colaboradores sabían que ocupar una de sus sillas tenía un precio, que un día fuesen ellos la carnaza que se lanzaría a las fieras de sus compañeros colaboradores. Esto desquició a muchos de los que por ahí pasaron y no pudieron soportarlo. A menudo las demandas que recibía el programa las compensaba la dirección de la cadena ofreciendo, a cambio de retirarlas, una colaboración en otro programa o un programa propio en el caso de que la demanda fuese millonaria.