Hace poco por ejemplo nos daban a conocer qué podemos oír en las fosas abisales, concretamente el punto más profundo de la Tierra conocido hasta ahora, el abismo Challenger (10.900 m), en la Fosa Mariana (océano Pacífico). Una grabación que tiene más valor por el hecho de haberla logrado que por los sonidos, entre los cuales se identificaron sonidos de ballena, terremotos e incluso barcos desde lejana superficie. NO es el único lugar remoto cuya música se ha logrado grabar.