Cantona andaba por el campo como andan los obreros cuando van a la huelga, con el corazón dando el primer paso. Mirando al frente con decisión y altivez, el pecho al descubierto y el cuello de la chaqueta subido. Lo que significa Eric Cantona para el fútbol no se resume en una jugada, no se cuenta enumerando títulos. Su aportación fue, y es, de otra índole. Fue uno de los talentos mayores que jamás hayan pisado un campo de fútbol, y el más singular de los jugadores de fin de siglo. Pero lo que aportó de novedoso no fue sencillamente exquisitez.