Pensaba que así haría que sus actuaciones fueran más hipnóticas en la pantalla. [...] "La gente que me rodeaba, incluida mi madre, pensaba que me había vuelto loco. Pensaban que era un psicópata, solía asustar a la gente" [..] "Si no parpadeas, sabes que puedes mantener al público hipnotizado. No se trata tanto de no parpadear, sino de estar quieto. La quietud tiene poder" [..] No es el único actor que ha recurrido a este [..] uno de los casos más destacados es el de Anthony Hopkins en "El silencio de los corderos".