En el caso de que el amigo votante del Partido Popular sea, además, un sacerdote, sí que estaríamos hablando ya de otro tipo de comportamiento, no solo de complicidad delictiva sino también de imbecilidad, según los mismos autores del estudio, pues ir al cine con un individuo que consiente y apoya la penuria de esos tres millones de ciudadanos y que, encima, vive a su costa y les atormenta con mentiras y estupideces, no es amistad sino conspiración. “Eso es para que le den una paliza con la mano abierta, tanto al cura votante del PP como ..."