No se trata , en absoluto, un restaurante normal. Está en medio de un bosque, te recibe la estatua de un druida, los bancos son más bien incómodos y no es difícil toparse con algún que otro insecto correteando por el suelo. Pero nada de eso impide que sea uno de los lugares más interesantes (y visitados) de Galicia, tanto por la comida que ofrece como por su peculiar historia. Su tortilla "mal hecha", además, es una de las mejores que se pueden probar en España.