Los clásicos hay que tratarlos con cariño. No basta con reeditarlos para que estén siempre disponibles. Es necesario publicarlos con mimo y con respeto, con la máxima calidad posible. Eso es precisamente lo que consigue la nueva edición, totalmente restaurada, de Pulgarcito, una serie llena de imaginación y fantasía que se concibió para que los pequeños se acercaran a la lectura pero que gracias al talento de su autor, Jan (1939), se convirtió en una obra ideal para que la disfruten pequeños y mayores.