Lo que hace únicos a los salones de pachinko es lo que hace la gente dentro, o mejor dicho lo que no hace. A diferencia de los restaurantes y las tiendas donde la gente conversa despreocupadamente, los salones de pachinko desalientan esta clase de diversión ya que interrumpe el pseudo-juego. [...] Lo que tenemos son filas de gente mirando impasibles las máquinas sin abrir la boca [...] En los salones se tocan máquinas, se fuma y se comen snacks. Así que aunque no hablar hace mucho por reducir el riesgo, no lo elimina.

Japón es un país muy peculiar para las leyes. Es ilegar apostar dinero fuera de loterías muy reguladas y cuatro deportes muy concretos, pero eso no ha impedido que de la mano inicial de los Yakuza haya conseguido un peculiar agujero legal con las Pachinko. En lugar de apostar dinero se juegan unas canicas metálicas en unos salones llenos de ruido y humo ya que aún es legal fimar en muchos de los locales. Con algo tan sencillo como hacer que el local para conseguir el dinero se de en un local diferente consiguen saltarse la ley