Empezamos a hacer programas de humor. A decir verdad, eran todos un poco rojillos, pero es que ya se sabe que encontrar humor de derechas, (perdón, humor blanco), si quieres destacar y ser guay, es difícil. Es verdad que algunas de las cosas que se decían en esos programas no eran demasiado bien vistas por muchos de nuestros ejecutivos. Recuerdo una cena, entre bromas, en la que se me advirtió de que tenía la casa llena de rojos.