Su nombre artístico es Eréndira y ahora tiene 22 años. Me abre la puerta de su mazmorra, en Plaza de Castilla, y descubro de un primer vistazo que es real, que existe una dómina muy joven que accede a hablar conmigo y a grabar un reportaje sobre las razones que le llevaron a descartar un trabajo cualquiera de “subsistencia” y a convertirse en su propia jefa. Eréndira llegó a Madrid hace cuatro años para estudiar una carrera universitaria y se enfrentó a la búsqueda de trabajo en la capital, así descubrió la precariedad...