A la mayoría de las niñas les encanta jugar a las Barbies, a los niños he de reconocer que no lo sé porque sólo tengo hijas. El mundo de las Barbies quizá es un pelín machista y muy rígido en cuanto a la diversidad sexual. Por ello, yo he adaptado el juego con Barbies a la vida moderna para enseñar valores e identidad de género a mis hijas.