El que viene a Galicia y se queja de que había demasiada niebla en la torre de Hércules es un fodechincho. El que va a las Cíes y se lleva las manos a la cabeza porque una gaviota le robó el bocadillo es un fodechincho. El que dice, todo indignado, que las playas gallegas son peligrosas porque hay demasiado acantilado también es un fodechincho.