Ya sabemos que los transportistas pueden ser un poco, ejem, “descuidados” con nuestros paquetes. Ocurre en todas las empresas de mensajería, desde la más barata hasta la más cara. El fabricante de bicicletas VanMoof descubrió que no estaba exento de este problema: No importaba quién se encargase del envío, demasiadas bicicletas llegaban como si una cosechadora hubiera estado masticando el metal. Se estaba volviendo [un problema] caro para nosotros, y muy molesto para nuestros clientes.