En algún momento de nuestra vida, todos querremos tener una pareja. Y —si puede ser— que sea humana y esté viva. El caso es que, una vez encontrada, reforzados los lazos, presentado a los suegros y dormido juntos en el coche hasta acabar con lumbalgia, llega el momento de alquilar/comprar/ocupar un nidito de amor que os sirva para dar rienda suelta al sexo más salvaje (es decir: dejar de follar tal cual entréis por la puerta) y afianzar vuestra relación como exige la normativa de pareja publicada por la OMS y redactada por Angela Merkel...