Todos los dirigentes deberán haber recibido los sacramentos de iniciación cristiana. Es decir, bautismo, eucaristía y confirmación. Si bien, en los dos primeros prácticamente hay unanimidad, lo cierto es que la mayoría no es tan aplastante cuando se habla del tercero de los sacramentos. A esto se sumarán los cursos diocesanos para dirigentes de cofradías, requisito obligatorio para que sean aprobados en el cargo.