Este suceso tiene lugar en Australia concretamente, en Sidney, en dónde se ubica Karen's Diner, un establecimiento de comida rápida. Está ambientado en los restaurantes clásicos americanos de los años 50. En él los empleados no deben dar la razón a los clientes, y mucho menos callarse lo que quieran decir. Los empleados tienen total libertad para decir todo lo que se les pasa por la cabeza, pueden insultar, menospreciar o maltratar a los clientes.