Yo era comunista. Pero ya no lo soy. Gracias a Dios. Creo que maduré. Nunca tuve el suficiente dinero como para irme a vivir a Cuba, a Venezuela o a Corea del Norte. Y como todo el mundo sabe, si eres un auténtico comunista –y por lo tanto, odias España-, lo lógico es que enfiles el camino de salida. Pura incoherencia eso de quedarse en la patria del Cid. Pero en realidad, esto que os cuento no es más que el principio de todo. Porque, aunque yo me dijera a mí mismo “comunista”, no me comunicaba con mis camaradas por señales de hum